Una prueba piloto convertirá a la Argentina en uno de los pocos países de la región con pagos biométricos mediante reconocimiento facial para el uso del consumidor final.
"Te vieron la cara”. Esta frase, que históricamente recibe una persona luego de comprar un producto o servicio por mucho más valor del que realmente tiene, ahora podrá interpretarse de otra forma. O, por lo menos, no tendrá una connotación negativa. Y es que, antes del 2023, la Argentina se convertirá en uno de los pocos países de la región donde el consumidor final podrá realizar pagos biométricos mediante reconocimiento facial.
Sí, “poner la cara para pagar” es lo que se viene de cara al futuro, en un capítulo más de la digitalización financiera que impulsó la pandemia. Lo cierto es que los sistemas de pago siguen -y seguirán- evolucionando.
De esta forma, la Argentina será sede de un salto sin precedentes en la evolución tecnológica de los pagos. El nuevo sistema permite prescindir de cualquier otro dispositivo u objeto, incluso hasta de las manos, para validar un pago. Según comparten desde la compañía, su diferencial es que está basado en tokens y blockchain, lo que lo dota de una cualidad virtualmente inédita como garantía de seguridad y protección de datos personales.
La herramienta de Hasar está basada en un componente que le permite identificar el rostro en 456 puntos que toma de la cara mediante un sencillo proceso de onboarding. Esa es la base sobre la cual se genera un hash de identificación, como se llama en jerga tecnológica a la sucesión alfanumérica de longitud fija que identifica o representa a un conjunto de datos determinados, sea un documento, una foto, un vídeo, etcétera.
El desarrollo que Hasar tiene en preparación requerirá de un proceso sencillo de adopción. El usuario completa un proceso de registración, muy parecido al que ya se usa en el sistema financiero para acceder a las aplicaciones bancarias o las billeteras, donde además de registrar su cara pueda asociar las tarjetas de crédito o débito que dispone para usar.
Luego irá al negocio, que tiene una cámara agregada a la caja registradora, que lo enfocará cuando el usuario diga que va pagar con reconocimiento facial. En una pantalla, el dispositivo mostrará la captura de la imagen del rostro de la persona con las tarjetas que tiene asociadas para que seleccione y pague.
Como “prueba de vida”, el dispositivo de Hasar puede exigir algún guiño o movimiento de la cara para asegurarse de que no se está ante una foto. Permite, además, la autentificación de doble factor a través de un pin, sobre todo cuando se trata de compras remotas a través de un e-commerce y el comerciante no sabe quién ha hecho la compra.
El país más avanzado en pagos con reconocimiento facial es China. En el gigante asiático, la plataforma Alipay comenzó a operar su sistema de pago de reconocimiento facial hace ya varios años, y son miles los comerciantes que la usan en más de trescientas ciudades de ese país.

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